Movimiento libre
- Laloba
- 10 abr 2018
- 6 Min. de lectura

En unos días voy a cumplir cinco meses de crianza, y la verdad que han sido unas prácticas aceleradas de todos los cursos y talleres que he ido realizando durante estos años. Siempre me gustaba la idea de pensar o imaginar cómo sería acompañar a mi bebe, ya que me apasiona trabajar acompañando a los niños y la niñas des del respecto, respetando sus ritmos y intereses, preparando los materiales adecuados, sin dirigir, sin crear expectativas sobre ellos, sin juzgar, solo observar, observar su juego, sus preferencias y dando un marco de límites claros, que les contienen y cuidan des del amor y el respecto. Y todo eso, soñaba y lo imaginaba hacerlo des del principio con mi bebe, y mira por dónde, que ese día ya llego!!!
Des del principio hemos realizado la crianza en brazos (remando a contracorriente contra aquellos que no paraban de decirnos que se iba a mal acostumbrar, y los otros que cuando veían que estaba la mayor parte del tiempo en brazos, nos preguntaban una y otra vez: pero le tenéis mucho en brazos no?), respectándonos a los dos, dándonos tiempo para conocernos, olernos y alimentar-nos de amor y de teta. Los primeros quince días los pase como esa loba que acaba de tener a sus cachorros, sin moverme apenas de nuestra cueva, fomentado el nido, y dejándonos cuidar y sostener por nuestro lobo. Apenas me levante, ni me vestí, tumbada con mi nube sobre mi pecho, ofreciéndole en todo momento y trabajando juntos para crear el vinculo, ese vinculo que irá creciendo con cada mirada, cada caricia...

Restringimos las visitas durante esos primeros días, solo la familia más cercana, era nuestro momento sagrado, y hoy agradezco des de aquí que todas nos hayáis respectado, gracias. Los primeros meses continuamos respetando en todo momento sus necesidades, empezamos a ofrecerle salidas y contacto con la naturaleza, sobre todo si hacia sol, para poder deslumbrarnos con sus rayos y también aprovechamos para que la brisa pudiera rozar nuestro rostro, para hacernos a la vida, la vida del Delta
El porteo lo empezamos poco a poco, a mi peque no le gustaba nada quedarse apretado con el fular, así que fuimos introduciéndolo con la calma, y durante ese tiempo continuamos con la crianza en brazos, hemos evitado las hamacas la mayor parte del tiempo, utilizándolas solo en contadas ocasiones y momentos como ducharnos o por necesidad y seguridad.
Uno de los puntos principales han sido darle espacio a la importancia de los cuidados en nuestra crianza, anticipando en todo momento lo que íbamos a realizar, para así hacerle participe de esa vivencia y haciéndolo consciente de su propio cuerpo (ahora vamos a tumbarte, sentirás frío, quitaremos el pañal, primero pondremos este pie...). Aunque no entiende os podemos asegurar que a partir de las palabras, el tono y vuestra presencia el empezara a ser consciente y le daréis seguridad. Los masajes nos han ayudado mucho a reforzar el vinculo materno y sobretodo el paterno, las miradas caricias, ese ritual que tienen en cuenta una de las primeras necesidades del bebe, el tacto, un tacto nutritivo que sostiene. Es importante observarnos a nosotras mismas ante todos estos cuidados, reflexionar sobre que es lo que nos cuesta, lo que no nos cuesta y tomar conciencia de todo el proceso. Esos momentos son sagrados y tienen que ser de disfrute para todos, por eso si algún día estáis cansados, no tenéis tiempo o no es vuestro mejor día, es mejor expresarle al bebe, y dejarlo para otro día, ya que nuestra actitud de predisposición, calma y tranquilidad sera lo mas importante.

Hacia los dos meses, el peque iba disfrutando más del porteo, le gusta dormir y pasear y ser porteado por mi o su aita. Empezamos a aprovechar que el peque estaba más despierto y con necesidad de mover su cuerpo, para ponerle en el suelo boca arriba, coincidiendo con el descubrimiento de sus manos y sus dedos. Yo misma hice una alfombra de trapillo donde poner al bebe boca arriba. Busque un lugar luminoso, y contenido físicamente, es decir, que el peque no sintiera un espacio grande, sino un espacio más reservado, pequeño para que no sintiera el vació. Al principio solo puse un espejo y mi presencia. Poco a poco íbamos pasando unos minutos los dos en el suelo, es importante que note tu presencia y que podamos ver las señales del bebe (si se cansa, si no esta cómodo, si necesita brazos) para poder sostener las emociones que vaya sintiendo y cogerle en brazos cuando lo necesita.
Con el tiempo se ha ido sintiendo seguro en la alfombra y ha podido ir probando y notando la gravedad en su cuerpo.

Primero introdujimos elementos como telas, pañuelos y su dudu preferido, es importante que los pueda coger bien, ya que esta aprendiendo y muchas veces le caen, por eso es importante que no sean elementos pesados.
Emmi Pikler sugiere que el primer juguete del bebé,sea una pequeña tela o pañuelo:
“Puede ignorarla durante semanas, pero por lo general la nota rápidamente, la estruja, la retuerce de esta o esa manera, la pone en su boca. A menudo, el niño la pone en sus ojos y entonces se sorprende cuando de repente se encuentra a sí mismo en la oscuridad.”
(Éva Kállo y Györgyi Balog en “Los orígenes del juego libre”)

Más tarde le he ido introduciendo elementos como maderas, las pelotas de tela pequeña, en definitiva cualquier elemento que pueda pinzar con facilidad y que no tenga mucho peso. Ahora con 4 meses y medio ya ha dado por primera vez la vuelta, es un momento mágico para ellos, descubren otra perspectiva de cómo ven el mundo, y es apasionante poder acompañarlo, sin expectativas, sin esperar nada, solo observándole y ofreciéndole tu tiempo y presencia, observando atentos esos primeros momentos de juego.

Mi nube lo primer que hizo fuer reír, sonreír y abrir los ojos muy fuerte, como sorprendido. A partir de eso uso elementos esparcidos por la alfombra, no muy lejos de él, que pueda cogerlos con facilidad. Observo que su frustración aparece en momentos en que pierde la pelota, no alcanza el pañuelo o simplemente su cuerpo se cansa de sujetar su peso estando boca abajo. En ese momento es importante acompañar su frustración, verbalizar lo que estás observando, describiendo la situación, tocarle, y si es necesario cogerle en brazos para calmarle. Ese es su primer encuentro con los límites. Si en este caso el adulto no le resuelve el problema y le da apoyo emocional para que a través del llanto puede desahogar su frustración, será el bebe el que haga sus propios esfuerzos para alcanzar lo que quiere coge. Pero si el adulto le alcanza los materiales para que deje de llorar, el peque aprende que la solución a sus problemas viene de afuera. Si eso pasa a menudo podéis revisar los materiales que estáis ofreciendo, ya que puede ser que para el sean difíciles de manipular, contener o pulsar y por eso crece su frustración. Como he dicho antes, podéis empezar por pañuelos de diferentes texturas, son ligeros y no se le escaparan lejos, y poco a poco con el mayor control de sus movimientos podéis introducir otros. Insisto en que es importante frente la frustración acompañarle, que os pueda sentir y oír, y si el llanto continua, antes de ofrecerle el objeto para que deje el llanto, yo le cojo en brazos para calmarlo, le verbalizo que entiendo que llore, y le pongo en la posición inicial boca arriba, para iniciar nuevamente el movimiento y recordarle que siempre puede volverlo a intentar.
Es importante que el juego sea una actividad espontanea, por eso no es recomendable ponerle los juguetes en las manos, ya que de esta manera estamos generando que el bebe espere nuestra intervención y le generemos así una dinámica de dependencia, en lugar de que pueda descubrir poco a poco su cuerpo.

Nuestro papel como adultos que acompañan ese juego, es estar presentes, hacer que el bebe se sienta seguro, con nuestra voz, estar disponible en situaciones que le sean difíciles de gestionar, como no llegar a un objeto, y no ejercer expectativas sobre él, no esperar de ese momento nada, solo el propio disfrute del bebe, y confiar en todas sus capacidades para que puede desplegar sus competencias, y para todo eso es importante ofrecer tiempo.
En estos primeros meses para mi, era muy importante ofrecerle libertad de movimiento, y sabia que en suelo es donde los bebes pueden desplegar todas sus potencialidades y hacer un desarrollo motor autónomo, sin forzar ni adelantar ningún movimiento que él no haya conquistado por sí solo, recordad que antes no es mejor.
Ha sido un gran aprendizaje poder acompañar a mi propio hijo. Hace años que acompaño bebes des de esta mirada, pero nunca tan pequeños, y por supuesto sin un vinculo madre-hijo que lo hace especial, emocionante, intenso y a veces también mas difícil, para que engañarnos, pero contenta, agradecida de todo lo que me ha enseñado en estos primeros meses y deseando aprender y crecer más con él.

Para terminar me gustaría acabar con el fragmento del blog de teta-a-porter:
“El movimiento libre, repito, no es moverse de cualquier manera, es liberar al bebé en movimiento de la exigencia y la expectativa, es liberar la expresión y el pensamiento que se dan en cada gesto.
Es ver la potencia y no la carencia.
El movimiento libre se expresa en la potencia de sus posibilidades, las suyas, no las nuestras.”
No lo olvidéis!!
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